Sur,
Paredón, y Después
Rolando
Lazarte*
Octubre.
En
Octubre de 1997, la ADUFPB lanzaba el número 2 de la Revista
ADUFPB en João Pessoa. Entre las páginas 28 y 32, un artículo
firmado rememora las luchas y los sueños de un pueblo de un país que un
acuerdo comercial, Me®cosur, trajo más cerca de Brasil: Argentina.
Memoria,
Historia, Zanahoria es
el título del artículo. El autor, un sobreviviente de una de las tantas
masacres con que la vida cotidiana de los argentinos fue moldeada: la escalada
de violencia desatada en el país del sur entre los años 1973 y 1983, entre
grupos guerrilleros, bandas parapoliciales/paramilitares, grupos de extermínio
financiados por empresas, y las Fuerzas Armadas encabezadas por el Ejercito
nacional. “Guerra sucia” es
el nombre dado por la camarilla presidida por el general Jorge (Pantera
Rosa) Rafael Videla al Proceso de Reorganización Nacional
inaugurado en 1976 por el golpe de estado que derribó el gobierno de María
Estela (Isabelita
) Martínez de Perón, concluído en 1983 después de la fracasada tentativa
de recuperación de las Malvinas por el entonces tambaleante gobierno militar
de Leopoldo Fortunato Galtieri.
Videla,
un cadáver ambulante ya en el dia 24 de marzo de 1976, dia en que es lanzado
en la encena política mundial lo que parecia
ser “otro” golpe militar al estilo Banana
Republic, de aquellos que empezaba con la salida a los empujones
del presidente civil de la Casa Rosada al sonido de la música del Himno
Nacional Argentino,
ejecutada por alguna banda militar en cadena nacional de radio y
televisión mientras una voz solemne decía cualquier cosa a respecto de cosas
como la civilización occidental y cristiana, la ley y el orden, y sutilezas
de ese tipo. Lo que, explicado detalladamente, significaba la quiebra del
orden legal por elementos que, como el general Juan Carlos (La
Morsa) Onganía, se destacaron mas por la contribuición al
desenvolvimiento del humorismo
político nacional que por el eventual éxito obtenido en la vana intención
de redimir al País del Sur de eventuales actores sociales tenidos como
enemigos de alguna cosa.
Después
de algunos asesinatos espectaculares, la desnacionalización de varios
sectores claves de la economia, algunas prohibiciones de películas o nombres
en las escuelas y en la prensa, los gloriosos generales volvian a su tranquila
vidita de cuartel después de la realización de elecciones fraudulentas desde
1955, cuando la modalidad es inaugurada por la “Revolución Libertadora”.
Parecia terminar la era marcada por los rostros sonrientes del general Juan
Domingo Perón y la primera dama Evita, marcada por el poderio de un aparato
sindical oficial sin precedentes
convocando multitudes de descamisados
en la Plaza de Mayo. Los bombardeos de esa multitud en el referido paseo público
por aviones de la entonces gloriosa Fuerza Aérea Argentina fueron retratados
en la película La
Hora de Los Hornos, un testimonio de los valores occidentales y
cristianos custodiados por los guardianes de la ley y el orden.
Otra
película, La
Historia Oficial, muchos años después, retrata las contribuciones
de la camarilla del Proceso a la cultura del miedo focalizada en el artículo
de la Revista
ADUFPB en su número 2, de outubre de 1997. El general Videla, héroe
de la película, descansa hoy en prisión domiciliaria en Buenos Aires,
impuesta por los hijos de los desaparecidos,
una categoria resignificada en la literatura de la insanidad mental
mundial por la tecnologia del terror por él ejecutada, y que dejó el saldo
de una población traumatizada, objeto de los estudios de la Organización
Panamericana de la Salud. El brillante intelecto de la Pantera
Rosa definió mejor que cualquier intelectual clásico o
contemporaneo el nuevo personaje de la cultura argentina del terror analizada
por el equipo encabezado por Robert Desjarlais, autor de otra publicación de
1997, La
salud mental en el mundo-Problemas y prioridades en poblaciones de bajos
ingresos (Washington: Organización Mundial de la Salud-Oficina
Panamericana de la Salud).
Los
locos son ustedes, muchachos.
El equipo de autores se completa com los nombres de Leon Eisenberg, Byron Good
y Arthur Kelinam. Se focalizan aquí los análisis desarrollados en el
Capitulo 5, brevemente titulado “Violencia”. Entre un capitulo y un artículo
en una revista sindical docente, una trayectoria de vida que retorna. El fin
del exílio
interior, una de las modalidades de desaparición de personas
descriptas en el estudio de la OPAS. Al ser interrogado por los jueces civiles
que – en un acto inédito en la história mundial—juzgaron los crímenes
de lesa humanidad ejecutados por la dictadura militar de 1976-1983, el
aprisionado general simplemente dijo: “Los desaparecidos no son, no están”.
Ya era mucho, para quien simplemente hacía decir a sus
abogados frente a qualquier pregunta sobre la prisión ilegal
(secuestro) o tortura de personas –negadas durante la “guerra sucia”, lo
que les valió a las Madres de Plaza de Mayo el mote de Locas--
“Nada a declarar”.
La
negación de lo ocurrido –aqui no pasó nada— se repetía cada vez que las
madres salían a buscar sus hijos por las comisarías, ministerios, prisiones.
No son, no están. En 1973, el dictador de turno en la Casa Rosada salió
insultado por la multitud al son de la frase: “Se van, se van, y nunca
volverán”. Volvieron mas rápido de lo que se pensaba. En junio de ese
mismo año, rumores de muertes misteriosas, cadáveres dinamitados en terrenos
baldíos, prohibiciones de mencionar grupos políticos y armados en la prensa
periódica, iniciaban en la juventud las marcas del terror negado. El terror
que no es, que no está. El muerto que no es, que no está. Pues la negación
de lo ocurrido es un de los síntomas sociales de la enfermedad analizada por
el informe de la OPAS, que no solamente certifica lo ocurrido (hubo, sí, desapariciones),
como describe con detalles los modos y los tipos de secuelas que la práctica
del terror deja en las poblaciones.
Ellas
no estaban locas. Ellas tenían razón. La cultura de la violencia dejó en la
Argentina un saldo de más de 30.000 desaparecidos,
segun un informe del Comitê Interamericano de Derechos Humanos de la OEA.
“Somos Derechos y Humanos”, estampaba el adhesivo en los autos en 1978, en
el auge de los reclamos de las madres frente a las autoridades militares sobre
el destino de sus hijos. En fosas clandestinas, fondo de lagos, rios y mares,
en terrenos baldios, osamentas de cadáveres sin
nombre estaban, eran.
Fue comprobada su existencia por antropólogos criminalistas posteriormente
requeridos por parientes de desaparecidos
brasileros cuando los cadáveres sin nombre, los N.N., comenzaron a aparecer
de este lado de la frontera, en Brasil. La Folha
de São Paulo anunciaba en medio de las noticias sobre el Mundial
de Futbol, las atrocidades cometidas por los militares financiados por el
capital sin patria ni ética. La Central de los Trabajadores Argentinos
documenta los hechos negados. La Ford Motors Company y el Ingenio Ledesma (de
Tucumán, área azucarera del noroeste argentino) equiparon los grupos de
exterminio y los campos de concentración en las Províncias de Córdoba,
Tucumán, Buenos Aires. Flotas de Ford
Falcon, los temibles “Falcon grises” fueron donadas para los
cazadores de gente.
Eran,
sí, estaban. No eran locos los que los temían. Locos eran los otros. Los que
los conducían. Los que los compraban y usaban para ejecutar la mayor operación
de intimidación colectiva conocida en la historia del país de Maradona,
Gardel y Cortázar. Atar a las Ratas. Satarsa.
La
Central de los Trabajadores Argentinos, en ocasión de los procesos del juez
español Baltazar Garzón contra los genocidas Videla-Massera-Agosti,
divulgó por la Agencia Informativa Pulsar de Ecuador, informaciones
que, como el sonido de una melodía que se insinúa y en seguida se convierte
en una canción, trajo de vuelta la sensación de un luto inacabado
certificada por la OPAS como una de las consecuencias en los sobrevivientes.
Cadáveres insepultos. ¿Se puede matar sueños? Aún con familia constituída,
trabajo legitimamente en marcha, la vida cotidiana se quebró, por la
destrucción sistemática y deliberada de todos los parámetros de
consistencia, solidez e integración. Fe en la vida. Confianza en las
personas. Vivir en paz. Construir un futuro. Las metas comunes
–y esto seria saludable si algún sociológo encumbrado en la burocracia de
la investigación y de la enseñanza tratase de comprender—de la vida
humana, fueron dinamitadas por la estrategia del terror de Estado
detallada en el informe de la Oficina Panamericana de la Salud, de la
Organización Mundial de la Salud (OMS). La sigla en inglês :WHO.
Nos
enseñaron a vivir con miedo.
Nos
enseñaron a temer la vida .
A
sentirnos culpables
por existir.
“Todavía
cantamos, todavía reímos, todavía soñamos, todavía esperamos, a pesar de
los golpes que asestó a nuestras vidas el ingenio del odio...” cantaba
Mercedes Sosa al volver del exilio.
Los
valores básicos de la vida, la creencia básica en que cada amanecer trae un
nuevo dia con el canto de los pajaritos, la risa de los niños, la compañia
al lado de la persona amada, sufrieron un golpe irreversible, incrustandose en
lo cotidiano una sombra imperceptible, mas tangible, un frío no climático,
un terror cósmico, una dificultad para alimentarse, una indecisión para
hacer cualquier cosa. “Todo es peligroso”, fue el mensaje subliminal
dejado por los cultores de la muerte que, entre los años 1973 y 1983,
practicaban contra la población civil desarmada actos inhumanos de los cuales
ninguna amnistia, ninguna manganeta jurídico-legal
los podrá librar. Ellos también duermen. ¿Duermen? Nosotros
quedamos con trastornos de sueño. ¿Ellos no? Una canción de Navidad,
la fiesta máxima de la familia, todo un símbolo de paz y de reencuentro, fue
dinamitada por los ángeles del terror que, como el corajudo capitán Astiz (El
Angel rubio), se vanagloriaban publicamente de ser “la persona más
preparada en la Argentina para matar periodistas o políticos”. Olvidé de
citar: madres de personas desaparecidas. Se infiltró el rubio espía entre
las Madres de Plaza de Mayo haciéndose pasar por pariente de un desaparecido
y, como un Judas, señaló cual de las mujeres heridas por el dolor deberia
ser secuestrada, torturada y asesinada, engrosando las estadísticas de las
entidades de derechos humanos con otro crimen impune. Otra agresión
irreversible. ¿Irreversible? El tiempo pasa. Llega un dia... ¿qué? ¿Justicia?
¿Qué justicia? La Guerra de las Malvinas, el final de juego bélico que marcó
el fin de la dictadura militar mas atroz de la “Operación ConDor”
largamente anunciada en ocasión del caso Pinocho
(Augusto Pinochet Ugarte), el Judas trasandino, el mundo conoció la fibra del
valiente Astiz, que se entregó sin disparar un tiro a las tropas de Su
Majestad Británica.
No
tira contra soldados armados. Tira contra personas indefensas que él mismo
engañó fingiéndose una de ellas. ¿Qué valores anidaban en el pecho de una
cosa así? Cosa y no persona, porque hay que acabar con esa manía de
considerar que todo bicho bípedo es un ser humano. Hay algunos que no lo son.
Ese no es humano. Puede estar, pero no es. Y no quiero saber como está,
aunque seria útil para el estudio de la patologia de la normalidad,
invirtiendo el concepto sociológico de anomia,
resignificado después de las consecuencias cotidianas personales y sociales
constatadas por el informe de la OPAS. Ciertamente, el capitán Astiz,
degradado o no, no está en el mismo nivel de humanidad de quien, de buena fe,
algun dia creyó que la vida militar sería una vocación escogida para
defender la patria. El general San Martín debe haber tenido otra concepción
de la cosa.
Octubre.
1967. 1977. 1997. Retorno del Exílio Interior. En el informe de la OPAS
leemos, en la página 178: “Entre los problemas más comunes se encuentran
los asociados con el temor, la pena, las pérdidas de diversa naturaleza, y
los sentimientos de culpa, ansiedad, odio y tristeza, a los que se suman la
desintegración de las formas cotidianas de la vida social, el lenguage y la
experiencia.” La Desintegración de las Formas Cotidianas de la Vida Social,
el Lenguaje y la Experiencia.
LA
Desintegración
de las Formas
Cotidianas
de la
Vida Social, el Lenguaje
y la Experiencia.
Ciertamente
Simmel, Weber y Durkheim tenian algo que decir al respecto. Esto
se llama anomia institucionalmente generada, programada y ejecutada. AI.
Guarde esa sigla. AI. Lamentablemente, los grandes pensadores no bajan de las
estanterias de la colección de la editora Abril. Lamentablemente, también,
el sentido de humanidad también parece haberse obnubilado en los corazones y
en las vidas de los que podrían haber sido sus continuadores, con pocas y
honrosisímas excepciones. La excepción es la regla. Las reglas del método.
El Extranjero. La ciencia como vocación. Los textos incansablemente repetidos
en salas de clase, congresos y artículos, son como una cantinela masacrante
derramada sobre los corazones de los aprendices de sociólogo desde una
sociologia viciada en y por los privilegios (¿Privilégios? ¿Qué privilégios
son esos? ¿Son buenos? ¿Son verdaderos? ¿Deseables?) Eso es Sociología
criminal. Sociología asesina. AS. AS. Atar a las Ratas. Satarsa. Cortázar.
“El
objetivo de la guerra de baja intensidad—prosigue el estudio de la OPAS—es
ganar o mantener el control sobre una población, no sobre un territorio,
mediante el terror y la destrucción. En esos encuentros los civiles son
frecuentemente el blanco, y no víctimas casuales, de la lucha entre los
combatientes; generalmente las víctimas son aldeanos que no pertenecen a ningún
organismo o partido político, que mueren como consecuencia directa de
acciones de guerra o del hambre inducida por el conflicto. Los que sobreviven
son frecuentemente víctimas de desplazamientos involuntarios, hambre, conmoción
social, violencia civil y sufrimientos exacerbados” (p. 179).
El
artículo en la Revista
ADUFPB fue gestado en Paraíba, Nordeste del Brasil, por un
sobreviviente argentino de Mendoza que, aunque no hablase alemán, hubiera
tenido “disonancias cognitivas” en la época de su defensa de tesis
doctoral, elaboró un consistente retrato de Max Weber que fue enriquecido por
observaciones de intelectuales del mundo entero presentes en la conferencia
internacional realizada en Graz (Áustria), donde se habla alemán y donde
–lo que es mas importante--, tal retrato de Weber fue comprendido
por estudiantes de graduación. ¿Lenguaje distorcionado? ¿Quién habla? ¿Quién
está dicendo eso? ¿Cuáles son los valores humanos de quien deliberadamente
confunde para no ser comprendido?
Tales
maniobras linguísticas que dificultan la comprensión para aparentar erudición
son denunciadas lucidamente por Carl Wright Mills en La
imaginación Sociológica (Cap.: el artesanado intelectual),
denunciadas también por Martin Nikolaus en su “Advertencia a la reunión de
la ASA-American Sociological Association”. No es necesario saber inglés o
cualquier otra lengua para comprender lo que dicen esos textos. Es necesario
ser gente. Y gente, como sabemos, no es qualquier bípedo still
alive biológicamente sino interiormente... ¿quê? ¿muerto? ¿desaparecido?
Otro informe de la OPAS algún dia se ocupará de la normalidad patológica de
los que difundem anomia en los jóvenes con conocimiento cientificamente
“correcto, legitimado, rotulado, registrado.”
1977.
1997. 1976. 1976. “Vida cotidiana.” Era una moda en la sociología en los
tiempos en que llegué, como tantos otros latinoamericanos, a Brasil.
“Migración” era un tema de moda, también. Migración
forzada. Eso tiene un nombre. Expulsión. “Nicarágua” también
estaba de moda. Prosigue el informe de la OPAS: “Un aspecto destacado de los
‘conflictos de baja intensidad’ es la considerable y permanente tensión a
que está sujeta la vida diaria de la población en Nicaragua, la intimidación
en masa de los civiles, la amenaza permanente de su vida y bienestar, el
trauma provocado por la ‘desaparición’ de familiares y amigos, los actos
de violencia sin precedentes y el desplazamiento de masas de población,
crearon una atmosfera de estresse,
temor, luto e incertidumbre. Las investigaciones realizadas en Nicaragua y
Mozambique revelan que los sobrevivientes sufren todo tipo de enfermedades somáticas
y transtornos emocionales (p. 179)”.
Enfermedades
somáticas y todo tipo de transtornos emocionales.
Poóngale
transtorno nomás.
Aquél
ruido allá abajo. Esa llamada telefónica incompleta. Ese gestito, ese
tonito. Esa cartita. El artículo de la Revista
ADUFPB nos ayudó a volver. Izquierda, derecha, volver. Estamos
siempre volviendo, de una forma o de otra. El relato allí publicado es una
recomposición de memoria, una recuperación de historia, una reconstrucción
personal y social de un lugar
al sol. Un lugar en el mundo, en la vida, no importan los golpes recibidos.
Las cicatrices quedan, como cuando caes de algún lugar y te golpeas. Pero, ¿no
cicatriza? Cicatriza. Algunos de los sobrevivientes fueron contactados.
Algunos de los que estuvieron también en la lista de “alumnos que, por las
actividades que desenvolvieron, son elementos real o potencialmente
subversivos”. Los
echados, como nos llamaban. Uno de ellos fue llevado atrás del
Cerro de La Gloria –monumento de la Patria al Ejército de los Andes—y
sometido a simulacros de fusilamiento. Apunten, fuego ... ¡nadaaaaa ...! Otra
vez. Otra vez. Presentaba disonancia
cognitiva y aun así compareció al congreso de la ALAS-Asociación
Latino Americana de Sociología realizado en Rio de Janeiro. Tiene hijos y una
familia. Trabaja y ... lo que es más importante, no perdió su sonrisa. No se
mata lo que no puede morir.
Otra
sobreviviente mendocina, “desparecida” en una comisaría de policía y
torturada sexualmente para decir dónde estaba un pariente envuelto en
actividades subversivas,
fue arrojada a una acequia después
de diez dias de “tratamiento”. Muchos de esos tratamientos, se sabe,
contaban con médicos, psicólogos y dentistas que intervenían, no para
preservar la vida de la víctima, sino para prolongar su sufrimiento y
garantizar el éxito de la operación de búsqueda de información. Ella
apareció en San Pablo y fue asistida por profesionales del arte de curar,
entre ellos psicólogos que cuidaron de su vida no para hacerla sufrir, sino
para preservarla en toda su integridad. Cantaba, sonreía. Una vez andaba por
la avenida Paulista y escuchó una sirena aproximándose. Se desmayó. ¿Epilepsia?
¿Cuál es el diagnóstico,
Dr.? Operación ConDor. Se va al dolor y de él se vuelve.
Continuaba cantando, sonriendo, confiando en la vida con su sonrisa ingenua y
juvenil de quien había descubierto algo muy precioso. Los sueños, la fe, no
se matan. Esto sabemos. Y quien sepa alemán que vaya a Alemania. Talvez
encuentre también memorias y sueños y con certeza también podrá volver.
Un
dia Videla, Astiz, Pinocho, Masserati, un dia también volverán. Todo vuelve.
Izquierda, derecha, volver. Hasta Perón volvió. Porqué usted y yo no volveríamos
también. Volver a la vida, sí. Con alegría. Con certeza, con la misma fe y
alegría anterior a la carta. Los carteros se atrasan, algunas veces. Podría
ser una dirección errada,
o no. ¿Cuál seria la dirección correcta?
Lotería de los sueños. La vida es un sueño. Somos sueños. Lo
que parecía haberse incrustado perversamente en el cuerpo, en el alma y en el
corazón, un dia se empieza a evaporar. Lo vemos de otros modos. Un dia
percibimos que somos nuevamente nosotros. Nada cambió. La misma alegría, la
misma fe, la misma inocencia. No hay operación sin dolor, y aún con dolor,
la vida es y será bonita. Siempre fue y siempre será. Y no hay maniobra de
nada ni de nadie que pueda distorcerla. Es perenne como la hierba de los
campos. Como la yerba
mate argentina paraguaya brasilera. Pare y tómese un mate. Pare.
Ya pasó. Tome un mate. No se mate. No se violente. El cielo no es de los
violentos, pero sí el infierno.
Del
Terrorismo de Estado al Terrorismo Económico.
Poco tiempo atrás, Mempo Giardinelli, comentando la literatura argentina, decía
que nuestros escritos se han vuelto menos sentenciosos, menos moralistas. ¿Señal
de los tiempos? Hace apenas 24 años, ondas de emigrantes argentinos
atravesaban las fronteiras de Brasil en busca de algo que era muy precario en
aquellos tiempos: la
vida. Con todo, esta empresa se mostró asaz dificultosa, como lo
demuestran diversos estudios acerca de sobrevivientes
no solo del genocidio de los generales Videla, Massera y Agosti, como los de
sus predecesores en otros países latino-americanos: Garrastazú Médici,
Pinocho, Stroessner, Somoza... la lista es larga, como todos saben. Allá y acá,
los esfuerzos por castigar a los tiranos y torturadores, son pintados por la
prensa venal como “revanchismo”, “venganza”, “elementos
desestabilizadores de la democracia,” y cosas por ele stilo.
Las
luchas de nuestros pueblos por justicia no se limitan a conocer el destino de
los seres queridos desaparecidos
en las manos de los terroristas de Estado autoamnistiados por los crímenes de
lesa humanidad que no prescriben com el tiempo, como Don Pinocho está
teniendo oportunidad de constatar.
El
informe de la Organização Pan Americana de la Salud de 1997 investiga
sobrevivientes del terror politico y económico en todas las latitudes del
mundo, en um estudio sin par ni partidismos, que empieza con el rastreamiento
de la categoria de “desaparecido”, inaugurada en las luchas civiles de
Guatemala de los años 60. Queda claro, después de la lectura del voluminoso
libro, que tortura fisica y psiquica, violencia política y económica, son
estrategias que persiguen un único fin: destruir la humanidad
del adversario. Quebrarlo psicológicamente.
El
adversario, queda claro en las páginas del estudio citado, no son solamente
figurones académicos anémicos amnésicos anestesiantes que piden que se
olvide lo que escribieron cuando la moda era ser “antiautoritario” para así
alcanzar grados académicos (Doctorados, Conferencias Internacionales, status
de “competencia”). Estos son facilmente comprables.
El
blanco del terror de Estado de los años 64 en Brasil, 73 en Chile, 76 en
Argentina, es la vasta población civil amedrentada ayer por las matanzas
clandestinas de escuadrones de la muerte y semejantes, hoy por el desempleo
globalizado flexibilizado modernizante (“costo social inevitable”).
Formas
distintas de aterrorizar y mantener controlada a la mayoria de la población.
A los regímenes militares sucedieron, como todos sabemos, las
“democraduras,” regímenes formalmente democráticos, que en la práctica
funcionan por decreto o medida provisoria. Altamente corruptos internamente,
con control total del funcionamento
del poder Judicial y del Legislativo, cuentan aún con la preciosa colaboración
de intelectuales vendidos del alto al bajo clero universitario,
mandarines que desde la cátedra y la TV, desde la tecnocracia burocrático-financeira
cortan y recortan “gastos
sociales” que significan para usted y para todos, menos salud y más
enfermedad, menos techo y más miseria, menos libros y más analfabetismo.
Más
miedo y menos vida. Más incertidumbre sobre el futuro y más inseguridad
personal, familiar y colectiva. Cambian las armas, permanecen los objetivos.
Es preciso estar atento y fuerte. No tenemos tiempo de temer la muerte.
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*Sociólogo
y escritor. Colaborador de La Insignia www.lainsignia.org
La Nacion Line www.lanacion.com.ar Los Andes On Line
www.losandes.com.ar Veneno www.veneno.com A Arte da Palabra y El Astillero.
Publicado
originalmente en portugués en Conceitos, revista de la ADUFPB-Associação
Docentes da Universidade Federal da Paraíba, v.4. n.5,
Jan/Jun. 2001, pp. 99-104. João Pessoa, PB, Brasil.
www.adufpbjp.com.br adufpbjp@openline.com.br
Traducción:
Gita Lazarte y María de Oliveira Ferreira Filha.
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