Stone Temple Pilots – Shangri La-Dee La
Cuando
nadie se lo esperaba. Después de haber estado preso el cantante, que además es
adicto incorregible. Cuando ya se los daba por disueltos
para siempre. Nuevo disco para los STP. Sorpresa.
Breve mención obligada: “Core”, primer disco de los STP, fue y es un disco para enmarcar. Ejemplo de grunge excelentemente hecho. Dicho esto, podemos dedicarnos a internarnos en este quinto disco.
La
puerta de entrada es “Days of the Week” que es el tema de difusión.
Radial, pegadizo, un buen tema, que como en los últimos 2 discos, sirve de
carnada y después te las tenés que arreglar solito.
Se
los vé un poco cansados, como pidiendo la hora. Y no queda claro si es por un
decidido cambio de rumbo o es porque realmente ya están en piloto automático
haciendo discos porque si.
Temas
como “Wonderful”, “Black Again” o “Hello It’s Late”
son como un día de primavera nublado: agradable con solcito de a ratos pero con
sabor a que falta algo. A medio camino. Uno se queda esperando ese tema que
sacuda la cabeza como corresponde, y ese tema no llega.
Será
que me estoy poniendo viejo y no escucho? Porque Scott Weiland parece susurrar más
que cantar desgarrado como lo supo hacer en el pasado. Pensando en Chris
Cornell, cantante de los disueltos Soundgarden que hoy en día se dedica a
conmover con tremendas baladas o en los desaparecidos Andy Wood the Mother Love
Bone o Kurt Cobain de Nirvana, quizás la conclusión sea que no se puede ser
furioso por mucho tiempo, que desgasta y a la larga todos se vuelven (nos
volvemos?) mansitos.
Anyway,
lo mejor del disco - además del mencionado primer corte – viene sobre el
final: “Transmissions from a Lonely Room”, “Regeneration”,
“A Song for Sleeping” y “Long Way Home”. Son temas con
sentimiento y un poco de adrenalina de la buena.
Vaya uno a saber. Quizás armaron un disco con un tema al principio y unos cuantos al final, y rellenaron todo con mayonesa. Cada uno sacará su conclusión sobre este sandwich de pilotos. Mi bottom line esta vez es: escuchemos este disco un par de veces, y volvamos a “Core” sin cargos de conciencia.