Sorprendido, desanimado, desilusionado
Autor: Alejandro Mármol
Respuesta párrafo a párrafo, para no perder el hilo.
1) “Nada, pero absolutamente nada, va a cambiar mi opinión
sobre el cuento MANO DE ACERO O LA ENCRUCIJADA. Es un cuento muy malo, tal vez
con mucho trabajo tenga arreglo, pero dudo de que hasta el propio autor siga
teniendo interés en ese texto.”
Sorprendido, algo desanimado, me pregunto que es lo que
te hace suponer que deseo que cambies tu opinión sobre el cuento. ¿El cuento
te parece muy malo?, esta bien, ¿porque tanto alboroto?, sospecho que no debe
ser el primer cuento malo al que te enfrentas en la vida. Mis objeciones, que
las sigo teniendo, son respecto a los fundamentos de tu crítica, a las
imposiciones que supones obligatorias y que yo considero un tema de debate,
ejemplo: palabras prohibidas, modo de comenzar, final con voltereta, etc.
Pero sobre todo esto me explaye largo y tendido y vos no acusaste recibo. Quizás
no tengas argumentos para refutar, sin caer en el recurrente “malo”,
“asqueroso”, ”estúpido”, quizás tu
soberbia te haga creer que discutir o debatir es tiempo perdido porque no tenes
nada que aprender, o peor aun, estas convencido que si podes aprender pero solo
de los célebres.
2) Mi participación en esa página es totalmente
involuntaria. YO NO LE PEDI A MARMOL QUE PUBLICARA ALLI MIS CUENTOS, es más, no
se me hubiera ocurrido ni abrirla aún estando mis cuentos allí sino hubiera
sido por cierta "insistencia". ¡Por favor no vayan a creer que le dí
los cuentos a Marmol para que los publicara!
Sorprendido dos, sería el titulo de la película. ¿A
cuenta de que viene esto? Primero te alteraste y enojaste por la publicación
del cuento Mano de Acero (por el tiempo que te hacia perder esa lectura, por el
daño que te producía en tus ojos tan habituados a la lectura excelsa) cuando
nadie te había pedido que lo leyeras, ni siquiera que opinaras. Ahora te
escudas violentamente sobre lo involuntario de tu participación en la página,
cuando podrías, el primer día que te envie un mail, pedirme que no te
incluyera, que retirara tus cuentos. Yo comprendo que a un escritor de tu
estirpe no le agrade ver su obra entremezclada entre mediocres anónimos.
Ingenuamente pensé que te agradaría el hecho de que cientos de personas tengan
acceso a tus textos, y que te servirían las opiniones de lectores de cualquier
lugar del mundo, que eras un hombre abierto a la críticas, dispuesto a formar
un canal de comunicación.
3) Honestamente
no muero por salir en esa página, que a esta altura deben haber abierto diez
personas (no creo que esta opinión
subjetiva difiera demasiado de los números reales) y que deben ser muchísimos
menos los que la han leido y tampoco creo que esta tendencia varíe en lo que le
resta de vida.
Este párrafo Pablo, sin ánimo de ofender, me parece
estúpido. Me parece infantil el modo de atacar e ignorante el objeto del
ataque. Podría decirte que en los últimos dos meses tuvimos 720 accesos a la página,
podría asegurarte que tus cuentos fueron leidos en 60 días por mas personas de
las que te leyeron en toda tu vida, que la página figura en el portal de Yahoo
Argentina (Cultura – Literatura) y que el día de su inclusión 60 personas la
visitaron en una tarde, que recibo mails de Argentina, México y España con
comentarios y colaboraciones, que estamos incluidos en Links de páginas
literarias de Madrid y Buenos Aires, y que incluso una librería virtual de México
me ofrecio el 5% de las ventas de libros que se realicen a través de un canal
de mi pagina a la de ellos. Podría darte mas ejemplos sobre las insospechadas
ramificaciones del anárquico mundo de Internet si realmente tuviera alguna
importancia. Pero me nefrega. Para ser sincero, estaría igual de feliz con mi
Astillero aunque entrara una persona por mes y esa persona fuera yo.
Estoy luchando por hacer crecer un lugar de comunicación
e intercambio, aunque te cueste entenderlo.
4) Se
me acusa de pajero: yo nunca fuí a
un taller literario. Pero conozco algunas persona que sí fueron, ignoro si
pasaron por esa experiencia tan traúmatica o repugnante (eso de que les pegan,
se masturban y no sé cuántas
cosas más y que me parece que Mármol sí sufrió y encima nunca consiguió que
le dijeran lo que él quiso que le dijeran) y hoy forman una interesante camada
de escritores, que publican, tienen algún éxito, aquí y en el exterior y no
se pajean en una oscura página de internet.
Que decir sobre esto, enviales mis felicitaciones por
su éxito y dame los nombres y los títulos de sus libros para comprarlos y
leerlos. Siempre me gusta saber en que andan las nuevas camadas de escritores.
Además, espero sinceramente que el momento de ser editado también te llegue a
vos y a mi, ¿porque no?
Respecto a los talleres literarios, también considero
que es un tema interesante de debatir, sobre todo teniendo en cuenta sus modos
de funcionamiento y el juego de roles. No te equivocas cuando decís que yo si
fui, tres días para ser mas exacto, leía mis textos y todos me felicitaban, leía
otro y todos lo felicitaban, en prolija ronda, que confirmo y reconfirmo, se
asemejaba bastante a una paja colectiva.
Acepto tu critica constructiva y voy a cambiar el fondo
marron de la página para que no quede tan oscura.
5) Cuando Mármol me invitó en forma personal a
participar de esta página me dijo que podía hablar o discutir de lo que
quisiera (recuerdo textual:
"para opinar hasta de las piernas de Palermo").
Con el animo de ser sincero, y juro que lo soy, tengo
imágenes vagas de la tarde que te
conocí. No recuerdo tu cara y mucho menos lo que conversamos, pero no por
desinteres (no me malentiendas) sino porque era victima de una resaca terrible,
que quizás sea la culpable de un comentario tan poco varonil. Igual (no podría
ser de otra manera) me hago cargo de todo lo que haya dicho y prometido. (Ojo,
las piernas de Palermo no estan nada mal)
6) Yo interpreté aquello como una señal, un poco
ingenua, pero señal al fin, de amplitud. Pero no, de eso se trataba: en ningún
momento advertí que había que hablar solamente de Palermo, de lo contrario
(perturbando la tranquilidad de su refugio literario), las huestes moralizantes
del pensamiento correcto lo acusan a uno de fascista, dogmático y mediocre.
Este párrafo quizás sea el único
mas o menos digno de tu carta, porque con algo de inteligencia tratas de dar
vuelta la cosa para devolver la pelota con agilidad. De todos modos, muchacho,
te recuerdo que no fui yo justamente quien sugirió que el cuento Mano de Acero
no merecía tener espacio, que Santiago Mármol debería dedicarse a otra cosa,
que la publicación de sus libros serían estériles matanza de vacas, y que los
cuentos “deben” tener un comienzo intrigante, un trama exquisita, un
personaje perdido en pos de la historia y un final redondo, sino, no pertenecían
al genero cuento.
Perdón, pero la idea de escritor que no me gusta no es
escritor suena fascista.
Perdón de nuevo, pero la idea de cuatro reglas básicas
para la receta del cuento ingenioso me suena dogmático.
7) Debí
advertirlo porque recuerdo que escuché cuánto lo preocupan y angustian, por
ejemplo, los suplementos literarios de Página/12 al punto de cegarlo y hacerle
confundir la literatura de siglo XIX con el boom latinoamericano, dato que da la
errónea impresión de que ignora de lo que habla.
Sobre el suplemento de Pagina 12 no recuerdo que dije
por los motivos ya explicados con anterioridad. Sobre el siglo XIX y el boom, y
las referencias a ellos que en mi anterior respuesta utilice, estoy convencido
de que se entiende con claridad lo que quise poner.
8) Sobre los dichos de Maria Geldstein (a quien no conozco) no puedo hacerme cargo, y mucho menos defenderla. En realidad, no coincido con ella en utilizar la palabra “cuentitos”, me parece inútilmente ofensivo, y también me da un poco de risa que use la palabra clan para referirse a mi hermano y a mi.
9) Habría
que avisarle a la pobre María que el Clan todavía carece de ella (la obra).
Tanta
promiscuidad produce el virus de Carret: ¡son
más pelotudos que el Pato Carret!
Un artista es un hombre capaz de soportar que la gente,
aun la mas próxima, se vaya al infierno siempre que el olor a carne quemada no
le impida seguir con su obra. Y que en el fondo, en la última profundidad no da
importancia a esta. William Faulkner.
Cuanta verdad. Me hace dudar de lo que pueda acotar,
pero tus palabras son completamente ciertas y no me avergüenza, no tengo una
obra, ni siquiera un solo cuento que me parezca realmente bueno, pero eso no me
hace desistir, y tengo la íntima esperanza de poco a poco ir acercándome a
ella.
Releo un poco todo lo anterior y me parece bastante
soso, insípido, pero tu texto no me deja margen para ningún juego. La primera
palabra que utilice fue sorprendido, luego desanimado, y ahora, al final,
continuo con el mismo ánimo. Esperaba mas de vos, y no una tibia consecución
de insultos que no pueden ofender a nadie. Esperaba incluso un texto con valor
literario.
Algo positivo me llevo de este caliente ida y vuelta
modernamente epistolar, y es que mi primer sospecha de que tus críticas eran a
mi y no al cuento de Santiago se ven corroboradas. Confieso que me hubiera
parecido mas valiente de tu parte que hubieras opinado con libertad de mis
cuentos, que los hubieras destrozado, y no que me obligaras a un difícil papel
de abogado defensor.
Todavía estoy esperando el cuento de la visita en
Bella Vista del que tengo buenos recuerdos,
creo que mantenía la línea de 1955, y que me gustaría releer (prometo
no publicarlo en la mediocre oscura y ensemenada página)
Es mi última palabra, debo ir corriendo a ver un
Reality Show.
Volver
a Editoriales y discusión