Autora: Mirta Itchart
El
loco de la esquina 6 esquinas 1 Sí,
amor, en la esquina del loco dejamos
prendida la memoria en
un cordel, de calle a calle, como
en antiguos pueblos de colores. El
loco nos indica que
demos la vuelta a la manzana.
Ya de vuelta en la esquina desprendemos esa
sábana blanca
testigo del amor en ritos silenciosos,
presencia de olvidos,
de lágrimas - lloronas de velorio ya no lloran -. -
Es historia - nos gritan los que suben
a los árboles y ven el bosque, las plazas y los parques
2 El
loco de la esquina en
un gesto de ciego
nos dobla la memoria, divide
las ausencias
y florecen pañuelos
de novia pañuelos
de madres todas blancas
pañuelos del andén con
paquetes de pastillas
para el adiós.
3 -
Todo es cuestión de orden -
indica. Y
nos agenda los jueves y los domingos,
fútbol nos
dice.
No. No es tan loco. Saluda
a las lloronas, da
vuelta a la manzana y
llega con
su olvido. Lo prende como un jazmín y
desprende la memoria
la destiende, la
estira, la aplaca.
Pobre, tan llorona.
Inventa los pañuelos para
el puño y
ya no sabemos, amor, si es la esquina del
loco la que nos guarda los recuerdos o
si es el loco de la esquina el
que nos obliga a no olvidar las máscaras del adiós.
4
El pobre, ayer de lluvia, me
dijo que el olvido es un pájaro. Llovía.
Ayer florecí esquina para el desasosiego. Extendí
de calle a calle el pañuelo tan
blanco, pañuelo de andén. -
de chau - me dijo el loco, ayer de lluvia.
Puntillas como el ruedo de
esos viejos vestidos de la infancia.
- es una flor de lino - dijo él,
vaivenes y mareas, pájaro. mi
memoria aletea. Vuela sobre los techos.
5
Redonda como el mundo
orilla el abismo
esta locura mía.
Los ritos silenciosos
del amor
extienden las puntillas que anudaron la tarde con el fuego.
6 Quiero
rodar la calle, año par ha de ser el
que muerda el cordón de la vereda.
Los locos se multiplican en las
esquinas. Ya
no es fácil encontrar la memoria
explicar los olvidos perdonar
lo que no se perdona.
Voy creciendo. A
medida que ruedo crece mi alma en esta
soledad. En tanto dolor. Dónde
está ese dios de los más buenos, dónde
la cuchara de sopa,
dónde los pañuelos sucios,
los trapos sucios. En
qué lugar quedó mi loco,
el
que reía con los
chicos, el
que extendía su sábana tan blanca, tan
pura, como de lirios.
Año par se inicia y
escuchamos, amor, tronar los fuegos, que
no se apagan. Estallan los incendios. Y
mi loco anda suelto.
no llegaré a tiempo para
darle el pañuelo de vigilia. |
Los balcones del llanto 4 balcones 1 Está
bien, amor, dejaré de nombrarte. Tengo
otras palabras, ajenas,
que mucho duelen. Duelen en
la nuca, duelen desde
los balcones entre la tierra verde,
zapatos solos.
Duelen y no hay dolor sin
tránsito de llanto y
no hay tal llanto
sin una mano que
nos avise
de la muerte.
Saludo de la muerte. Soplo.
2 Amor,
por este tiempo inventaré otras cosas para
ofrecerte,
pero no me pidas la llama, ni
el agua. No pidas el jazmín del cielo
y de la tierra.
Tierra con tanto candor de pan recién
horneado.
Máscaras. Sin boca. Más caras sin cara.
Espejo solo. Una
risa que anda navegando fuera del espejo
y la mueca. Bocas
oscuras. Costado de mi cuerpo.
que grita ¡ Ay! que grita.
3 Arrodillada,
casi temblando
la desesperanza. Mis
dedos cruzan por la marea de
patios viejos. Vieja cruz por las
dudas de
olvido.
Cantan las flores, ¡ay!
cantan sin bocas, porque un desbocado equívoco
ha borrado las palabras
si es que se dijeron
si es que estuvieron.
4 Desde
los balcones se tiran los suicidas, no
por amor, tienen
ajenidad de vida, tienen
mudez, silencio obliga,
¡ay! máscaras sin caras
caras si bocas madreselvas
que gritan deslenguadas,
desmadres, dientes
de alfiler, sonrisa fuera de tiempo. Patio
de enredadera allá
lejos, amor,
no canto. Ya no hablo.
Desde el balcón de
esta desgracia te
tiraré el último poema. Sabrás
guardarlo. ¡ay!
Mascarones
de proa y otras máscaras El
tiempo es una nave de oscura
insinuación. Hoy
se va
a toda agua. Perfil
de viejos mascarones de proa. Tiempo
de sangre en
la rojiza
lámpara del tiempo. Hoy
se va filoso
mascarón
cortando lágrimas.
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