Vesna FloricYO,
EL SUPREMO
En un principio todos creían que es la habitual restricción de la luz que duraba tres horas. Sin embargo, por la mañana mis súbditos amanecieron en la oscuridad y se dieron cuenta de que no era para bromear. Las ovejas dóciles se fueron a trabajar; la plebe raticabeza entraba a las fábricas, despachos, etc. Conforme pasaba el tiempo empezaban a acostumbrarse a las tinieblas infinitas. Los ojos se les desarrollaron tanto que podían moverse por la oscuridad; el andar se les hizo más lento; las orejas les crecieron. Mira, señor escribano, a usted todavía le están creciendo. Señor
escribano, escriba usted una comunicación: A
partir de hoy prohibo toda clase de investigaciones que tienen como objeto la
producción de la electricidad punto la producción de velas debe triplicarse
punto las fronteras se han de cerrar punto las tinieblas son nuestro bien común
punto Proka Teslic ha de ser capturado y arrestado punto
explicar las ventajas de nuestras tinieblas a los países vecinos con los
cuales tenemos el tratado de buena amistad y donde se alternan
luz-tinieblas-luz-tinieblas punto qué aburrimiento. Eso no ponga. Llamar al escritor oficial del
estado para que escriba un par de novelas con los títulos apropiados: “Yo, el
supremo en primera fila”; "El diario de las tinieblas”; "La
dictadura de las tinieblas”. La situación del país era satisfactoria. En el tratamiento médico vuelven a utilizarse las sanguijuelas. No es bueno cuando el pueblo tiene tanta sangre, porque es malo cuando empieza a hervir. Aquel verano de 1995 tres veces hemos logrado a contrarrestar la inflación con la quema pública de las monedas. Al mismo tiempo los-sin-techo pudieron calentarse, puesto que las llamas eran inmensas. Todo el mundo democrático nos dio enhorabuena por ese acto de buena voluntad. Mi pueblo por fin se dio cuenta de que las tinieblas son ventajosas por varias razones: 1) el que ve menos vive más 2) la luz destruye la vista y debilita los nervios 3) las tinieblas benefician el metabolismo 4) suben las tasas de natalidad. En Belgrado, verano de 1995. |
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