FILOSOGIA
BORGIANA Y PENSAMIENTO CRITICO EN LA CREACION POETICA DE ROBERTO JOSE ADAMES
Un extracto de los poemas que configuran el texto Antología del
Suicidio del reconocido joven poeta y abogado, Roberto José Adames (Constanza,
1969) permite al lector y critico literario aclimatarse a las invocaciones
del poeta en su ciclo estilístico, sostenido y objetivo, el que tiene un
impacto muy importante en cuanto al ritmo interior, la dicción es amplia y
discursiva en sus versos.
En el libro asoma un sincretismo surrealista y simbolista al estilo de
Rimbaud y Borges, por las experiencias alucinatorias y el cultivo retador de sus
impresiones con respecto a la realidad y al sujeto. Adames resalta la
evocación ambivalente de una existencia que se yergue en la memoria y que se
integra al conocimiento progresivo de la historia, al amor, a la libertad y a
los padecimientos de la humanidad.
Las imágenes evocativas y testimoniales condensadas en Antología del
Suicidio, contribuyen a determinar el conjunto de 21 poemas. La visión un
tanto esotérica o cabalística al estilo de Borges, resulta una confrontación
entre la naturaleza y las acciones del hombre, de tal manera, que el
comportamiento ético, la materia estética y filosófica en su hacer poético,
se convierte en una necesidad existencial. Su contemplación respecto a las
dimensiones trascendentes del mito o el sujeto se hallan reflejadas en un
criticidad a la conciencia o a la aparente verdad histórica.
Las circunstancias personales de la vida, en su libro resultan una
dualidad representativa. Es decir, responden a un mito personal en semejanza con
el alter ego del propio creador. Esto ultimo es lo que mas se destaca como eje
central en Antología del Suicidio como tentativa preliminar, lo que
contribuye a aclarar el impulso suicida de la naturaleza humana. El titulo de la
obra no podía ser mas evidente. Tal escepticismo en cambio, no hace perder la
perspectiva del poeta ante el desenlace de toda crisis existencial.
En Antología del Suicidio hay sin embargo, una atmósfera de
entonación que se separa del enigma, de la agonía, para metamorfosear la
fluctuantes emociones del poeta. Entonación esta que vivificara al exuberancia
metafórica: “El viento moja mis deseos de universo/ Y me convierte en eco de
su sombra. O cuando el poeta se afirma en la tentativa de lo individual o lo
plenamente humano: Busco el tacto de la carne/ En la alucinación del vuelo”.
O estas imágenes cumbres que otorga la perfección necesaria a la mayoría
de sus poemas: “Lo real escapa imaginando espejos/ Y no nos duele”. El
resultado de este ejercicio poético esta conectado a esa experiencia que parte
de la lectura de los mas importantes textos de T. S. Eliot. La acción poética
no puede avanzar mas transparente y concisa en sus expresiones. Ahí esta la
consagración de este joven poeta dominicano, puesto que su poesía tiene un
timbre de resonancia, como los poetas mayores que con devoción leímos
entonces.
Con su alta entonación, Roberto José Adames no hace mas que
recordar al lector o critico literario que su alta entonación poética es el
resultado de un oficio harto sostenido y de la formación literaria cuya
referencia es asimilada de las altas instancias de la poesía universal, en los
que sobresalen: San Juan de la Cruz, Charles Baudelaire, Rainer María Rilke,
Ezra Pound, Fredrich Hölderlin, T. S. Eliot, Paul Eluard, Guilliaune
Apolinaire, el Conde de Lautréamont, Jean Arthur Rimbaud, Walt Wihiman,
Odysseas Elytis, Octavio Paz, Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, Antonio Machado,
Roger Gilber-Lecomte, León Felipe, Luis Cernuda, Vicente Hiudobro, Pedro
Salinas, Federico García Lorca, Cesar Vallejos y otros.
De ese selectivo y universal grupo, el poeta dominicano se entusiasma con
el corpus filosófico y existencial de Jorge Luis Borges. Pero en realidad, su
obra responde a un profundo sentido del vértigo poetico, donde toda influencia
se separa para señalar una individualidad, que intenta dar expresión mas
amplia a las decepciones del sueño. Por ello, la poesía de Adames tiene
una referencia directa con el intelecto. Y de esa manera, desarrolla una
reevaluación de los elementos simbólicos o mitológicos que la fundan y la
convierten en atenuantes.
Ahora bien, esto no quiere decir que Adames sea un poeta
encasillado en los prolegómenos borgianos. Trabaja la materia poética desde la
austeridad del discurso y una inagotable humanidad. De hecho, se trata de una
poesía que ayuda al poeta a validar sus propias experiencias formativas y su
visión del mundo. Ahora bien, Antología del Suicidio es. Un ejercicio
de meditación con relación al origen y destino del sujeto, con un fondo
autobiográfico. Esto permite al lector llegar a conocer el espacio ilimitado de
los misterios que conforman la vida. Se intuye un vivir sin estar viviendo,
consumado en Luis Cernuda, donde la inmersión del tiempo y el culto elegíaco a
la muerte o al caos, toman varias formas:
“Llueve./ Le falta Norte a mi memoria/ Suicidado de espantos/ Hurgo
este cementerio de papeles/ Para inventar insomnios/ O evocar inexistencias”.
O estas imágenes que nos recuerdan a Octavio Paz: “Un misterio verde/ Se ha
roto sobre el mar”. Su poesía es eso: un mundo doblemente amenazado por la
incertidumbre del caos y la desconfianza. En sentido etimológico, va del mito
al signo, hasta alcanzar la raíz de su verdad mas profunda.
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