Criticas y comentarios sobre Como Animales. Podes enviar la tuya a correo_elastillero@ciudad.com.ar
Existen
textos que obligan. Esa sería la conclusión, resumida, dolorida, de la lectura
del cuento El Hilo de Oro. Existen obsesiones
que arrastran y matan.
Resulta
claro que en este momento soy una victima mas del embrujo de esa ninfa recluida
y prisionera en una fuente de Asturias, que no conforme con enloquecer a un
Ingles, perturbó el apacible existencia de un Asturiano y ahora arremete
impiadosa sobre un lejano Argentino. La literatura quizás sea solamente eso, un
dejarse arrastrar por textos que seducen hasta enloquecer.
Me
apasionan las obsesiones. Involuntariamente muchos de mis cuentos son
simplemente retratos de obsesivos, pero en el Hilo de Oro la magia resulta de la
magia, y quizás, a mi humilde entender, ese sea el merito. ¿Atrapado por oréades,
dríades y xanas entrado el escéptico siglo XXI?
Parecería
ser demasiado, y sin embargo, aca estoy, dejando que mis dedos acaricien el
teclado de la computadora para librarme del hechizo que me obsequio Pedro
Martinez.
Supongo
que redunda aclarar que el cuento me gusto, que me atrapó desde el mismo
momento en que el protagonista roba el cuaderno y que casi sentí caminar por
Asturias mientras las líneas se sucedían, unas a otras, acercándose
tristemente al final.
No
creo que sea casualidad, pero en los cuentos “El Bar de la Holandesa”
y “El cuaderno”, de mi
autoría, que podes encontrar en El Astillero, trato, aunque en un lenguaje
completamente distinto, temas muy parecidos (No te hagas ilusiones de buena
literatura, esos cuentos apuntan a la construcción de “un lugar”).
Quizás por eso me atrajo tanto este texto.
La
paradoja, en este caso, es que comencé la lectura de El Hilo de Oro para
adentrarme en tu escritura y poder fundamentar mejor mis comentarios sobre
“Como Animales”, y ahora quede prisionero de la xanas, que me quitan la palabra y me
adormecen.
Tratare,
de todo modos, de hacer lo que se pueda.
“Como
Animales” me produjo, con el animo de ser completamente sincero, un
sentimiento contradictorio. No soy cultor de la novela negra, sin embargo la dinámica
del cuento lo tornó atractivo. El cuento tiene un pulso a mi entender perfecto
y esta muy bien escrito, pero quizás debido a la saturación de películas y
malas series americanas que debemos diariamente sufrir, el hecho de que un
cubano ilegal en Miami sea el asesino a sueldo, o el sueño de viajar por la
ruta 66, o todos los pequeños detalles que se van intercalando para situar a
los protagonistas en el gran país del norte, me produjeron un efecto negativo
(los sentía estereotipados). Esto, te aclaro y es obvio, es una apreciación
completamente personal que ni siquiera se si tiene muchos fundamentos, pero me
siento en la obligación de ser honesto.
Releo
lo anterior y reconozco el tremendo error de ser prejuicioso, pero con el tiempo
nos vamos poniendo viejos y algunos defectos se hacen imposibles de disimular.
Bueno
Pedro, no quiero agobiarte con tanto palabrerío, y te agradezco por tu
literatura que realmente vale la pena.